Agencias de rating en sostenibilidad

 

Playa en Valencia - Joaquín Sorolla

Las agencias de calificación o rating en materia de sostenibilidad se encuentran ante un reto complicado, que es analizar el grado de alineamiento de las empresas y hacerlo en un modo que permita la comparabilidad de las empresas analizadas entre ellas. Este trabajo ya es complejo cuando el rating se realiza bajo parámetros financieros, tal y como nos demuestra la experiencia, de modo que el reto de calificar la sostenibilidad es, sin lugar a duda, extremadamente complejo.

Para hacer frente a esta complejidad, en el marco de la Unión Europea (UE) se aprobó el Reglamento ISR, junto con la Taxonomía de la UE, con el cual se crea un marco base que puede servir para la calificación sobre sostenibilidad. Si bien, en materia de calificación crediticia la dificultad principal reside en la incertidumbre sobre la evolución financiera de la empresa, en la calificación sobre sostenibilidad la dificultad principal reside en la falta de información y la comparabilidad de los resultados de una empresa con otra. Si este análisis solo se basara en una variable, por ejemplo, en la emisión de gases de efecto invernadero, la comparabilidad sería sencilla, pero las agencias de rating en sostenibilidad deben analizar criterios medioambientales y sociales relacionados con multitud de criterios ASG

La ESMA ha calificado recientemente la comparabilidad entre datos sobre sostenibilidad de las Agencias de rating de forma negativa (baja), concretamente en 2 sobre una escala de 5 e identifica problemas tanto en la consistencia, como en la transparencia y la claridad de los análisis realizados.

En caso de no lograr que la calificación sobre sostenibilidad funcione de forma adecuada, especialmente en aspectos medioambientales, generará un daño enorme en el desarrollo sostenible, al provocar que las actividades medioambientales no sean correctamente identificadas ni financiadas. Hay que tener en cuenta que las inversiones de mayor volumen utilizan las agencias de calificación tanto crediticia como de sostenibilidad para decidir su destino y, por lo tanto, las ineficiencias en su colocación provocan impactos negativos o positivos de mucho peso en la economía real.

El objetivo de la UE es aprobar, cuanto antes, la normativa que regule el funcionamiento de las agencias de calificación en materia de sostenibilidad. En este sentido, deberá decidir qué grado de libertad se concede a las agencias para decidir el rating, ya que será necesario ponderar la necesidad de delimitar un marco mínimo a cumplir, para que los resultados de distintas agencias sean comparables, con la necesidad de permitir a las agencias analizar bajo sus criterios la calificación sobre sostenibilidad. Valga decir, que la calificación crediticia entre agencias de calificación actualmente es muy poco dispar, a diferencia de lo que ocurre en materia de sostenibilidad, de modo que el margen de maniobra para la UE es considerable. En consecuencia, los resultados de la calificación en sostenibilidad resultantes de una normativa, por muy estricta que sea, difícilmente darán lugar a calificaciones sobre sostenibilidad más alineadas que las actuales en materia crediticia. Otra cuestión que deberá decidir será el paso de la Taxonomía de la UE en el rating y cómo y hasta qué punto, el uso de otras variables distintas a las propias de la Taxonomía de la UE puede modificar el resultado final.

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