El reverse vesting de los fundadores en venture capital

Antibes le soir - Paul Signac


El reverse vesting (consolidación inversa o vesting inverso) es una práctica común en las start-ups, especialmente en las primeras etapas de la empresa, cuyo objetivo es retener a los fundadores para asegurarse de que permanecen comprometidos con el proyecto durante determinado tiempo mínimo. Normalmente la duración del reverse vesting va alineado con el período mínimo de permanencia, también muy común en las start-ups. 

Hay que tener en cuenta que este tipo de acuerdos se utilizan en las fases más iniciales, debido a que su uso refleja, en cierto modo, que el fundador o fundadores ostentan un porcentaje valorado a un importe que el inversor considera excesivo en dicho momento. Esto es, que la valoración reconocida sufre de contingencias, asunciones o eventos futuros inciertos que en la fase inicial existente podrían no justificar la valoración en la que ha entrado el inversor. Por lo tanto, podemos destacar dos elementos esenciales que justifican el uso del reverse vesting, por un lado, su papel como instrumento para promover la permanencia y compromiso de los fundadores y, por otro lado, ser un mecanismo de ajuste para garantizar la valoración de la ronda de financiación. Por lo tanto, en muchos casos el uso del reverse vesting con fundadores puede ser comparado, en sus elementos finalistas, con el uso de los earn-outs en compraventas de empresa y operaciones de private equity (sobre el uso de los earn-out, se puede ver esta otra entrada del blog).

En concreto, el funcionamiento del reverse vesting consiste en que el fundador con la entrada del inversor a determinada valoración, mantiene el porcentaje que le corresponda según valoración acordada, pero las participaciones sociales o acciones titularidad del fundador se encuentran total o parcialmente sujetas a un período de consolidación (el vesting period). Que dichas participaciones sociales o acciones se hallen sujetas a consolidación significa que éstas son titularidad del fundador, pero durante determinado plazo de tiempo (por ejemplo, 4 años), las mismas (las sujetas al vesting) pueden ser pérdidas por el fundador si este no permanece en la compañía, incumple determinados acuerdos (normalmente del pacto de socios o acuerdo de inversión), o bien, no se cumplen determinados hitos de la compañía. Por lo tanto, el reverse vesting de los fundadores puede estar vinculado a tres tipos de obloigaciones:

1) Vesting liado a la permanencia.

2) Vesting ligado al cumplimiento de una o varias obligaciones.

3) Vesting ligado a determinados hitos.

El primer caso es el más habitual, seguido del segundo, que en muchas ocasiones se acuerda junto con el primer caso. Sin embargo, aún siendo menos común el tercer caso, su uso puede ser muy útil para incrementar la valoración de la start-up, tal y como veremos a continuación.

De este modo, hasta que no transcurre la totalidad del período de vesting, el fundador asume el riesgo de que parte de su participación en el capital social sea transmitido a la propia compañía, al inversor y/o el resto de socios.

El reverse vesting, por lo tanto, es un acuerdo en contra de los intereses del fundador, pero también puede ser utilizado a su favor. Por ejemplo, el uso del reverse vesting puede servir al fundador para lograr una valoración mayor de la start-up. Imaginemos un fundador que no está logrando conseguir determinada valoración con el inversor y no ha acordado aún con éste una cláusula de reverse vesting. En este caso, el fundador puede proponer su uso para justificar el incremento de la valoración. Es decir, el reverse vesting puede ser un contrapeso muy relevante en las negociaciones de la valoración de una ronda de financiación, especialmente cuando el vesting se vincule no sólo a la permanencia del fundador, sino también a la consecución de determinados hitos. Como se puede ver, y como destacamos ya al comentar los earn-out en operaciones de M&A (o como vimos con el uso de la non-reliance en operaciones de M&A en esta entarda), en las negociaciones determinados instrumentos jurídicos que normalmente favorecen a una parte pueden beneficiar a la otra si son propuestos en el momento y modo adecuados.

Si bien las participaciones sociales o acciones sujetas al reverse vesting son íntegramente titularidad del fundador, su capacidad de disposición viene limitada, en tanto las mismas se encuentran sujetas a su consolidación previa.

El calendario de reverse vesting más habitual es de cuatro años, con un período inicial (cliff) de un año, lo que significa que hasta que no transcurre un año el fundador no consolida ninguna participación social o acción. Transcurrido el primer año, se consolida el primer 25% y el restante 75% se suele ir consolidando en plazos mensuales o trimestrales. Cabe decir, que el uso del cliff se observa en casi todos los planes de incentivos de empleados sujetos a vesting, pero no en todos los reverse vesting de fundadores.

En caso de no consolidarse la totalidad de las participaciones sociales o acciones sujetas al reverse vesting, las no consolidadas deben ser dispuestas por el fundador. El mecanismo para ejecutar este acuerdo suele ser su recompra a valor nominal por parte de la propia compañía, el inversor, o el resto de socios.

Es importante tener en cuenta que el funcionamiento y motivaciones del uso del vesting para fundadores es distinto al de los planes de incentivos de empleados, debido a que las motivaciones económicas que justifican uno y otro caso son distintas.

Finalmente, hay que tener en cuenta que en las start-ups con fundadores que han realizado inversiones relevantes, el uso del reverse vesting puede no ser justificable, debido a que obligar el fundador a disponer de parte de sus participaciones sociales o acciones a valores inferiores a mercado (como sería el valor nominal), resulta en un perjuicio excesivo para éste.

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