Viva los MERCADOS
A día de hoy los
mercados son una excusa perfecta para cualquier cosa, se trata de un ente abstracto
y heterogéneo. Utilizando palabras de Adam Smith podrían ser la mano invisible
que todo lo controla. Básicamente son las grandes acumulaciones de capital no productivo,
economía financiera especulativa que puede arrasar el tejido productivo real.
Cuando los inversores dejan de invertir con interés de continuidad y el éxito
del negocio participado, debido a la temporalidad, las inversiones recibidas
pasan a ser más perjudiciales que beneficiosas. Parece ser que los mercados son
los pensionistas americanos, ingleses, japoneses i alemanes que han dejado
cantidades exageradamente elevadas en manos de economistas peligrosamente
ambiciosos y poco preocupados por el futuro. La mayoría de personas que
consiguen gestionar estos fondos parece que no entienden como funciona un
negocio, quizá no ven que el intercambio de flujos económicos puede provocar
graves efectos a la realidad empresarial si no se tienen en cuenta ciertas
cosas: cómo se realiza la salida de la inversión, implicación mediante
asesoramiento, información sobre el riesgo real transmitido, etc.
Evidentemente, los gestores de los pensionistas no son los únicos que forman este poder financiero, el papel de
los seguros, bancos y fondos especulativos también son parte de este concepto
tantas veces repetido. Por contra, el papel de los particulares, estados y
empresas queda bastante limitado en todo este movimiento. Es curioso ver que
las empresas productivas tengan tan poco poder cuando, en definitiva, son el
motor de una buena economía.