¿Qué es el blockchain?

La fenêtre sur la ville no. 3 - Robert Delaunay

El blockchain o cadena de bloques es la tecnología consistente en una base de datos en cadena, publicados y con sellados de tiempo para evitar la modificación de los datos que forman ésta. Los datos que forman la cadena se transmiten de forma descentralizada entre usuarios y su corrección se verifica automáticamente con el conjunto de usuarios que reciben la información. Gracias a este sistema se evita el riego de que sea un único usuario que confirme la veracidad de los datos y además, se crea un sistema de datos duplicados que permiten evitar la modificación unilateral de los datos.

Por lo tanto, el blockchain permite crear un sistema de transmisión y almacenamiento de datos más seguro que los existentes hasta la fecha. Además, abandona el sistema centralizado de información existente por uno descentralizado. Ello provoca que instituciones bancarias o autoridades públicas pierdan peso como entidades de organización y supervisión.

Si bien el uso más comentado del blockchain es la creación de un nuevo sistema financiero (con criptomonedas), que permite la ejecución de transacciones de forma más segura y sin el papel central de las entidades financieras, esta tecnología permite muchos otros usos. Entre estos usos podemos destacar la formalización de contratos, el control de la titularidad sobre los activos y sus transmisiones, el control del estado de las entregas de mercancía, la celebración de elecciones, el control del blanqueo de capitales y financiación del terrorismo, la mejora en el sistema de tributación, la comercialización de propiedad intelectual, etc.

A nivel jurídico el blockchain es un reto muy complicado de afrontar, tanto por su complejidad como por los grandes cambios socio-económicos que conlleva. La normativa se basa en un sistema socio-económico muy concreto, que en los últimos siglos ha ido evolucionando, pero con unos fundamentos bastante fijos. Sin embargo, el nuevo paradigma provoca que muchas actividades relevantes pasen a realizarse en formas muy distintas y, por lo tanto, la normativa debe cambiar su enfoque. Si bien, en algunos aspectos la normativa ha empezado a adaptarse a algunos cambios que ayudan en la imlpementación del blockchain, por ejemplo con el reconocimiento de firmas digitales, en otras áreas hay mucho por hacer. Uno de los principales sectores más complejos de tratar es el financiero, donde la normativa deberá modificarse especialmente para reconocer las nuevas formas de prestar servicios financieros.

Aunque el blockchain puede ser una forma de reducir el peso de las entidades bancarias, esto aún es algo muy incierto, ya que estas entidades pueden adaptarse a esta nueva tecnología y adoptarla para llevar sus actividades empresariales de forma más eficiente.

Como se ha dicho, el blockchain requiere que los datos que forman la cadena de bloques sean compartidos y validados por terceros, de modo que la regulación sobre cómo se comparten los datos y para qué fines es uno de los principales retos jurídicos a la hora de regular esta tecnología.

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