Sobre la tributación progresiva en el IRPF

Una de las cuestiones más interesantes en derecho es la fiscalidad, gracias a que integra derecho, economía y política y a sus importantes consecuencias prácticas. El problema es que como abogado mercantilista poco puedo aportar. Sin embargo, hay algunas cuestiones que en esta entrada destacaré y de las que por falta de tiempo en su estudio de momento no puedo entrar en mayor detalle.

La tributación progresiva sobre la renta de las personas físicas se presenta como una forma de redistribución de dinero de los que más ingresan a los que menos. Sin embargo, el incremento en la tributación se vincula casi únicamente a los ingresos totales anuales, sin tener en cuenta qué ha tenido que aportar la persona para ganar ese importe. Es decir, cuando dos personas ganan lo mismo pero una tiene que trabajar un 30% más para ingresar esa cantidad, el Estado les confiere el mismo trato.

Esta forma de regular el IRPF no tiene en cuenta la variable más importante que es el tiempo. No hay bien más preciado que el tiempo y esta variable es obviada en la mayoría de decisiones sobre política fiscal. Un sistema tributario que pretenda ser justo debería incorporar en su forma de grabar la capacidad económica de los ciudadanos el tiempo que invierten en ganarlo. De este modo, cuando dos personas ingresan el mismo importe anual, pero una de ellas ha tenido que renunciar a mayor parte de su tiempo, debería tributar un porcentaje menor al que menos tiempo invirtió en ganar el mismo importe.

Es decir, el problema de la política fiscal es que en sus cálculos no se valora el tiempo, en concreto el tiempo libre o de ocio como un bien o activo. Los legisladores deberían enfocar la política tributaria pensando en unidades de utilidad, en lugar de unidades monetarias.

En contra de esta postura cabe defender otras, pero seguramente promueven otros fines distintos a la justicia, como puede ser la eficiencia. Cabría pensar que fijar una tributación menor a quienes menos tiempo invierten en ganarlo podría mejorar la eficiencia pero eso derivaría en desigualdad y, de desigualdad, ya hay suficiente.

En este link se puede continuar con la Parte II, que entra algo más en detalle sobre las ideas aquí expuestas.

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