Carta de Intenciones - Letter of Intent o Term Sheet
Blaues Pferd I - Franz Marc |
La carta de intenciones, letter
of intent o term sheet es un acuerdo entre las partes implicadas en una
operación de compraventa de empresas (o un acuerdo de inversión), con la
finalidad de establecer los términos principales del proceso de negociación de
la operación proyectada, sin entrar en los detalles de la misma.
Las cartas de intenciones pueden
tener un alcance muy distinto dependiendo de cada caso y no deben confundirse
con otro tipo de acuerdos, como los precontratos. Sin embargo, como el nombre
de un contrato no afecta a su naturaleza jurídica, a veces se firman documentos
bajo el título de carta de intención que son precontratos o, incluso,
contratos. A pesar de ello, normalmente sólo fijan determinadas normas a seguir
durante la negociación del futuro contrato, sin llegar a ser precontratos ni
contratos. Por este motivo, las cartas de intenciones permiten a cualquiera de
las partes terminar las negociaciones, sin necesidad de alegar motivo alguno ni
responder por ello, a excepción en algunos casos, de tener que cubrir algunos
gastos de preparación. En cambio, un precontrato podría obligar a la otra parte
a celebrar un futuro contrato y, un contrato, por su parte, permitiría obligar
a la otra parte a ejecutar la compraventa.
La suscripción de una carta de
intenciones tiene como principales fines: (i) manifestar expresamente la
voluntad de ambas partes de negociar para lograr la formalización y ejecución
de la transmisión de la empresa, (ii) acordar las principales reglas del
procedimiento de negociación, (iii) facultad de terminar las negociaciones de
forma unilateral en cualquier momento y (iv) garantizar la confidencialidad y
consecuencias de la terminación del proceso de negociación sin acuerdo.
La carta de intenciones permite
formalizar por escrito la existencia de los tratos preliminares. Aunque no se
firmara un acuerdo de este tipo las partes igualmente tendrían determinadas
responsabilidades, pero al poner por escrito los acuerdos se logra mayor
seguridad jurídica, en tanto la responsabilidad precontractual es difícil de
probar.
El momento de formalizar una
carta de intenciones es durante los tratos preliminares, es decir, cuando ambas
partes han entablado su primer contacto o contactos y han manifestado su
interés en la operación propuesta. Es importante que la carta de intenciones se
firme al inicio de las negociaciones, para evitar que se entregue información
confidencial antes de su formalización y para alejar su formalización de la del
contrato final, pues cuanto más tiempo pasa más contenido se acaba añadiendo a
este documento. La consecuencia de esto es que el documento es cada vez más
complejo de cerrar.
La diferencia entre los tratos
preliminares y la fase de negociación post carta de intenciones reside,
básicamente, en el tipo de información a intercambiar y en las cuestiones a
negociar, pues al firmar la carta, se puede revelar más información y se puede
empezar a negociar sobre aspectos más detallados. En cambio, durante la fase
preliminar las partes solo hablan de la posibilidad de una futura transmisión
de empresa y sus principales intereses.
Si bien, en la práctica la carta
de intenciones suele tener forma de carta dirigida de forma unilateral por
parte del posible adquirente, dirigida al órgano de administración de la
sociedad target o de uno o varios socios de la misma, también es habitual que
el receptor de la carta proponga cambios en ésta. De hecho, no es recomendable
aceptar una carta de intenciones sin más, básicamente por dos motivos: (i)
jurídicamente contempla algunos acuerdos vinculantes y (ii) fija el punto de
anclaje de las negociaciones.
El contenido mínimo de las
cartas de intenciones o letters of intent incluye, en la mayoría de los casos:
(i) identificación de las partes, (ii) identificación de la operación
proyectada, (iii) acuerdo de confidencialidad, (iv) posibilidad de
desvincularse de la operación en cualquier momento, (v) concesión de un período
de exclusividad para negociar (este pacto es menos habitual), (vi) reparto de
gastos o responsabilidades en caso de mala fe, (vii) jurisdicción y ley
aplicable, y (viii) identificación de las cláusulas vinculantes y no
vinculantes. En definitiva, el contenido justo que debe incluir una carta de
intenciones debería servir para que las partes confirmen que realmente están
interesadas en la operación y en los términos más generales de la misma, sin
entrar al detalle.
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