¿Inversión ASG para actividades sostenibles o para transformar actividades a sostenibles?

The Port at Sunset - Paul Signac


Una de las cuestiones que requiere de mejoras legislativas y de comprensión en la práctica mercantil se refiere al papel de la aplicación de criterios ASG en las inversiones, así como a la calificación de los fondos de inversión como sostenibles.

En esta ocasión y haciendo referencia al trabajo de George Serafeim titulado “ESG: From process to Product Working”, paper 23-069 de Harvard Business School, veremos algunos aspectos prácticos que requieren de análisis y tratamiento en el marco de las políticas legislativas de la Unión Europea (UE) en relación con la promoción de las inversiones sostenibles. Todo ello, en especial, respecto de este tipo de inversiones por parte de fondos de inversión, a la vista de normas como la SFDR y la Taxonomía Medioambiental de la UE.

La calificación de los fondos como productos financieros del art. 6 SFDR (fondos que sólo integran riesgos ASG), art. 8 SFDR (fondos que promueven características medioambientales o sociales) o art. 9 SFDR (fondos con objetivo de inversión sostenible), así como si dichos fondos inviertan la totalidad o una parte de su capital en actividades medioambientalmente sostenibles en los términos de la Taxonomía Medioambiental de la UE, provoca una tendencia a incentivar la inversión en fondos que inviertan en actividades con un mínimo de desempeño ASG, dejando a los fondos que invierten en actividades no sostenibles pero con posibilidad de mejora ASG en una situación desfavorable.

Este enfoque, muy centrado en la inversión en actividades ya sostenibles (total o parcialmente), provoca un problema que ya hemos comentado en otras ocasiones en este blog, esto es, la bifurcación de la economía en dos mundos: (a) el de las empresas y actividades con cierto grado de sostenibilidad y (b) el de las empresas y actividades con desempeño ASG nulo o muy reducido. Es decir, la generación de activos trabados en la esfera no sostenible de la economía.

El mencionado trabajo de George Serafeim nos sirve para poner de manifiesto la necesidad de incentivar los fondos centrados en la mejora del desempeño en sostenibilidad, de modo que la inversión sostenible no se centre únicamente en invertir en productos financieros ya sostenibles sino también en implementar estrategias de transformación sostenible.

Tal y como se expone en el trabajo mencionado, podemos dividir los fondos de inversión en dos grandes categorías de estrategias de inversión ASG (si bien una estrategia ASG puede incluir elementos de ambas):

a) “Leader strategies”, esto es, productos financieros con estrategia ASG referida a invertir en empresas o actividades con un desempeño ASG superior a determinados parámetros.

b) “Transition strategies”, esto es, productos financieros con estrategia ASG referida a invertir en empresas o actividades con potencial de mejora en desempeño ASG.

Es decir, en la primera estrategia el fondo de inversión invierte en todo momento en empresas que pueden reportar desde sus inicios buenos indicadores de sostenibilidad. De este modo, los informes anuales de sostenibilidad son mínimamente positivos desde su fase inicial. Esta estrategia es la más habitual en los fondos que se están calificando como productos del art. 8 y 9 SFDR y, en especial, en los fondos que tienen objetivo de inversión, total o parcialmente, en actividades alineadas con la Taxonomía Medioambiental.

Valga decir, tal y como se ha indicado, que estamos hablando de términos generales (más habituales), pues un producto del art. 8 o 9 SFDR no está obligado a invertir siguiendo la estrategia “Leader”, pero en términos generales, esta es la realidad más común. Además, cabe remarcar que el uso de instrumentos financieros como los bonos verdes de la UE, permiten financiar planes de transición verde, pero el uso de “etiquetas” provoca la generalización y estandarización en el mercado de inversión sostenible, debido a la complejidad de la normativa en materia financiera y de sostenibilidad.

Por el contrario, la segunda estrategia, la de “Transition”, permite a un fondo invertir en empresas cuyos indicadores de sostenibilidad sean negativos, es decir, reflejen un desempeño ASG insuficiente bajo determinados parámetros razonables. Esto provoca un impacto directo en los informes de sostenibilidad tanto del fondo como de sus inversores (LPs), a la vista de indicadores de normas como la SFDR o la Taxonomía Medioambiental de la UE. En consecuencia, los inversores se pueden ver perjudicados a nivel reputacional, a pesar de haber invertido en un producto financiero que puede provocar, incluso, un impacto mucho más beneficioso para el desarrollo sostenible que un fondo art. 9 SFDR que invierta el 100% de su patrimonio en actividades alineadas con la Taxonomía Medioambiental.

Esta situación es, sin duda, una de las cuestiones más incomprendidas en la inversión sostenible y la transición hacia una economía más sostenible. Además, la documentación precontractual y los informes de sostenibilidad anuales, a pesar de aportar aspectos muy positivos, ante inversores no especializados en sostenibilidad pueden generar imágenes simplistas e insuficientes para comprender el impacto real en materia de desarrollo sostenible.

Para entender mejor la diferencia entre la estrategia “Leaders” y “Transition”, podemos destacar las distintas subestrategias de cada una de ellas (todas ellas se pueden aplicar de forma conjunta o separada o mediante una combinación de varias).

En la “Leader strategy”, encontramos tres subestrategias:

a) Broad ESG Leader, que busca excluir la inversión en empresas con menor desempeño ASG y/o invertir en empresas con mayor desempeño ASG.

b) Targeted ESG Leader, que busca invertir en empresas con mayor desempeño ASG mediante un análisis multidimensional o focalizado en una determinada característica ASG.

c) Solutions Leader, que busca invertir en empresas que aporten una solución en determinada cuestión ambiental o social.

En cambio, en la “Transition strategy”, encontramos dos subestrategias:

a) Selection Improver, que busca invertir en empresas que están en medio de un proceso ya iniciado de mejora en desempeño ASG.

b) Engage to Improve, que busca invertir en empresas que no han iniciado un proceso de mejora en desempeño ASG, pero que con la influencia o presión de sus inversores (y en especial el inversor que analiza la inversión) puede iniciar dicho proceso de mejora.

De entre todas las estrategias vistas, la última referida a “Engage to Improve” es la más complicada de implementar, siendo también la estrategia menos incentivada a la vista de la normativa actual vigente (y, en particular, la SFDR y la Taxonomía Medioambiental de la UE). Sin embargo, también es la estrategia que puede transformar más la economía. Será importante seguir la evolución de los fondos de inversión con estrategias ASG, para comprender en qué medida estos fondos ayudan a impulsar la transición hacia el desarrollo sostenible.

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