En un despacho sólo cuenta la mejora del servicio (la 1ª entrada que publiqué)

La primera entrada que publiqué en el blog fue en catalán, más aún, el título del blog era distinto y en ese mismo idioma (Comentaris jurídics i altres), pero amigos y compañeros que no hablan catalán me pidieron que escribiera en castellano o ambas lenguas. Gracias a eso, hoy en día el blog tiene gran presenecia, sobretodo en el buscador de google, pero por falta de tiempo no puedo traducir todas las entradas al catalán e inglés como me gustaría (la primera por ser mi lengua materna y de uso más habitual y la segunda por su presencia internacional).

En esta entrada traduzco al castellano esa primera entrada publicada en catalán:

Un par de años atrás los despachos de abogados disfrutaban de un crecimiento anual del sector que superaba el 10%, pero con el inicio de la crisis los porcentajes han ido disminuyendo hasta llegar a cifras incluso negativas. Las noticias negativas afectan a toda la diversidad posible de despachos: grandes, medianos, pequeños, especializados o generalistas. Son pocos los que logran crecer y salvar la facturación, los datos que se esperan sobre el ejercicio 2010-11 confirmarán la tendencia marcada en el año anterior. Cuatrecasas ya ha anunciado la facturación del ejercicio 2011, y parece ser que ha ganado un 0,37% respecto al año pasado, buena noticia para ellos, ahora falta ver qué tal ha ido el año para el resto de firmas.

Salir indemne de esta situación pasa por dirigir los despachos con técnicas empresariales que antes no eran condición necesaria para mantener el negocio abierto. La gestión de un despacho ya no puede dejarse en manos del “simple” profesional-técnico que ofrece un abogado, cada vez es más importante que el despacho ofrezca un servicio internacionalizado así como posicionarse bien en el mercado para seducir clientes.

Otro aspecto que está cambiando es la poca fidelidad de los clientes, siendo cada vez más difícil retenerlos, de manera que los abogados necesitan saber hacer llegar el buen trabajo realizado, ya no es suficiente con un resultado exitoso, el proceso para conseguir los propósitos marcados y como lo percibe el cliente ahora también tiene un papel muy relevante. Este aspecto permite a los despachos medios con suficiente tamaño y nivel de internacionalización ganar cuota de mercado a los grandes despachos que han venido acaparando gran parte de la clientela.

Uno de los principales efectos negativos que deben resistir los despachos es la disminución del margen de beneficio, básicamente debido a la reducción de los honorarios, sólo unas pocas firmas muy prestigiosas que pueden acreditar un nivel elevado de especialización y experiencia pueden mantener precios.

Además de los despachos, los otros afectados son (evidentemente) los propios abogados. La fuerte competencia del mercado provoca que el nivel de calidad técnica deba ser igual o superior al que se venía dando, y ello sin aumentar las horas invertidas en cada caso. Este hecho hace que la preparación de los juristas deba ser cada vez más consistente, tanto antes de entrar en el mundo laboral como en el ejercicio profesional.

Los pasos que están siguiendo muchas firmas se dirigen a integrarse en redes internacionales, mejorar las estrategias de marketing jurídico y potenciar tanto las capacidades negociadoras de los abogados como su capacidad comercial, pero nunca en detrimento del servicio técnico, que es conditio sine qua non de esta profesión.

Lo más importante de todo es tener en cuenta que en tiempos difíciles también se abren puertas.