La imposición pública en la formación superior
Vivimos en una sociedad que día tras día da muestras de
imposición en todos los sectores de actividad humana, la Administración debe
disminuir su peso en la sociedad, pues ha devenido un monstruo incontrolable.
Sea cual sea la posición ideológica de cada uno, el día a día de los ciudadanos
debe ser el reflejo de elecciones personales, sean erróneas o acertadas.
La necesidad de
hacer masters obligatorios al grado es un hecho que puede ser perjudicial para
las escuelas superiores que quieren ofertar masters y postgrados no oficiales.
La Administración pública ha ofrecido licenciaturas a precios ínfimos, pero con
la proliferación de masters ofrecidos por las mismas universidades públicas,
las posibilidades de mayores ingresos públicos aumenta considerablemente. De
todos modos, los precios que ofrecen son bastante bajos, por mucho que se hayan
criticado. Esto puede parecer muy positivo, pero tiene sus puntos negativos.
Un efecto negativo
de los masters oficiales a precios públicos es la pérdida de poder empresarial
en la formación de estudiantes, el nuevo orden formativo provoca la pérdida de
independencia funcional en estas instituciones privadas. Una vez más, la
Administración pública interviene en la vida de los ciudadanos. A día de hoy,
las instituciones privadas se ven incentivadas a buscar universidades que
colaboren con sus programas, pero la colaboración entre sector público y
privado no es, en si misma, un valor añadido. Lo será una buena gestión, que
debería nacer del libre albedrío y sin presiones extra académicas.
En el caso de la
abogacía, la Ley de Acceso es un claro ejemplo de cómo las universidades se
hacen con el control de los estudios post universitarios. Si bien es cierto que
las universidades son un pilar de toda economía avanzada, también lo es que a
veces no saben preparar a los estudiantes para el mundo laboral. Por lo tanto,
sería bueno dejar que el mercado, las empresas, fueran los sujetos responsables
de la formación de sus futuros empleados. ¿Quién puede ofrecer una formación
post universitaria mejor? Las universidades tienen muchas cualidades, pero las
empresas son el sujeto productivo, son los necesitados directos de
profesionales y son los que mejor conocen cómo debe trabajar un graduado.
Las entidades públicas tienen un problema de base, buscan tener más usuarios y más
tiempo. ¿Por qué? - eso se refleja en más dinero - Un buen ejemplo de esto ocurrió cuando la UPF tuvo que
escoger entre aumentar el número de titulaciones o especializarse aún más,
básicamente, en derecho, economía y ADE.
Los objetivos que
más beneficiarían el progreso no son tener más estudiantes durante más tiempo,
son: más calidad y más prestigio, independientemente del número de personas que
estudien y de los años que le dediquen.
No se trata de
atacar a la Administración pública, se trata de dejar a la sociedad avanzar por
sí misma, dejar que las empresas y los estudiantes decidan su formación. El
papel del estado, cuando excede los servicios mínimos, es un perjuicio a la
libertad, el valor más preciado que existe (más que la igualdad, sobretodo
cuando la igualdad se pide en aspectos no básicos). Dejémonos de paternalismo y
empecemos a vivir nuestras vidas.
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