¿A las reformas fiscales ahora se les llama medidas anticrisis?
Salir de la crisis
es un objetivo que necesita de muchas medidas variadas, pero cada norma
aprobada con esta finalidad va dirigida a cambiar aspectos fiscales. La
normativa fiscal puede ser un condicionante, pero no puede ser la solución. Quizá
sería bueno dejar descansar un tiempo a los fiscalistas y empezar a centrar
esfuerzos en ayudar a emprendedores, en mejorar la formación de los parados, a
buscar inversores, a mejorar la eficiencia burocrática, etc.
Otra medida básica
es arreglar el sistema educativo, abandonando la idea de que todo el mundo debe
tener una carrera, pues eso de popularizar estudios universitarios no sirve de
nada, la formación debe ser diversificada. Algunas personas se han dedicado
durante años a incentivar estos estudios, seguramente nos habría ido mejor con
más tipos de formación. El problema del sistema educativo es que el retorno en
las inversiones realizadas en este ámbito no se observan hasta pasada la o las
legislaturas. Por lo tanto, el gobierno de turno no saca provecho electoral a
la inversión. Además, a esto debe añadirse que la mayoría de ciudadanos no se
esfuerza lo suficiente en analizar y entender que “molestias” presentes serán
beneficiosas en el futuro, tanto para las nuevas generaciones como para ellos
mismos. En resumen, los gobernantes deberían centrarse en hacer las cosas bien,
a la vez que la ciudadanía debería ser más comprensiva.
Hay otra cuestión
que ha sido nefasta en los últimos años, como no quiero atacar ni defender
ninguna ideología política no pondré nombres de políticos o partidos, pero está
claro que una parte de la población ha defendido el sector de los servicios y
ha menospreciado la importancia de la economía productiva. Algunas personas
querían echar las fabricas porque no les parecían bonitas, limpias ni
favorecedoras para el turismo. Esta gente, la que puso de su parte para reducir
un sector productivo y centrarse en el turismo, ha sido una carga bastante
perjudicial para el bienestar de la ciudadanía y el crecimiento del PIB. Se
puede ser un destino turístico y tener industria productiva. De hecho, para ser
competitivo se tiene que producir y exportar, un país mediano o grande no puede
depender del turismo.
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