El futuro de la abogacía de los negocios
El futuro es
incierto y toda conjetura que hagamos puede no tener nada que ver con lo
previsto. De todos modos, observando los indicios presentes y las novedades en
curso, puede que nos acerquemos al futuro que nos viene.
Un primer punto que
ya se puede ver a día de hoy, es el mayor peso que adquieren los departamentos jurídicos de grandes
empresas. Respecto a las PYMES no es claro que vayan a necesitar incrementar
el peso del asesoramiento jurídico interno, debido a que la estandarización mercantil o “commoditization” de los servicios
legales puede abaratar los precios de los despachos de abogados de tal modo que
no les salga a cuenta internalizar los costes con abogados propios. También hay
que apuntar que la internalización se debe tanto al control del gasto como al
mayor conocimiento de la empresa y el sector por parte de los abogados internos
(inhouse
lawyers).
Durante los años de
gran crecimiento económico, y de grandes márgenes en las empresas medianas y
grandes, la externalización de servicios legales a costes muy elevados era un
gasto asumible. Sin embargo, la dinámica imperante desde 2007/08, y que no
parece que vaya a cambiar, es una reducción del margen de beneficio en
prácticamente todos los sectores y también en el legal. Una forma de reducir
los costes legales es contratar abogados internos que permitan un coste fijo
predecible para la empresa, pero para que esta opción compense el trabajo de
los abogados internos debe satisfacer las necesidades de la compañía sin
solicitar el asesoramiento externo. En esta dinámica los únicos servicios
que se mantienen externalizados son los puntuales de gran valor añadido que el
departamento interno no realiza a menudo. Por ejemplo, el asesoramiento
laboral, fiscal, de contratación habitual de la empresa, de compliance tanto penal como de
responsabilidad corporativa y protección de datos entre muchos otros, pueden
ser internalizados. Sin embargo, otros servicios legales como operaciones de
M&A, litigios de cierta relevancia o reestructuraciones empresariales e
insolvencias, entre otros ejemplos, tenderán a seguir siendo externalizados.
La alternativa que
puede aportar el despacho de abogados pasa por lo que ya estamos viendo en
buena medida, que es la reducción de precios. Sólo los despachos que pueden dar
un servicio de alto valor añadido pueden mantener e incluso aumentar precios. Esto
significa que el mercado se segmenta en sólo dos fragmentos, el low
cost y el premium.
Pero esta entrada
quiere ir más allá, hasta llegar en el ámbito de la futurología. Para ello tenemos que plantearnos hasta dónde llegará
la commoditization de servicios legales. Lo más probable es que esto se materialice en la
creación de programas informáticos que partan de formularios previamente
redactados (con distintas alternativas independientes por cláusula) por los
despachos y que simplemente escogiendo las preferencias del cliente presente el
contrato con los datos de la compañía previamente configurada en ese programa.
Esto significa que la tarea del abogado dejará de tener el clásico papel de redactor
para ser un supervisor del resultado de integrar las peticiones del cliente con
el programa informático. Esta forma de funcionamiento ya se intuye hoy en día,
sobretodo a través de los departamentos
de knowledge, pero en un futuro
el papel de los programas informáticos cogerá una relevancia crucial. Es decir,
abogados y programadores irán de la mano.
Uno de los sectores
del derecho que se podría ver más afectado por los programas informáticos es el
asesoramiento fiscal. En este sector la integración de la información económica
de las empresas con los programas
legales de commoditization daría un vuelco a la situación actual. Los
llamados paralegals que cada vez son
más utilizados por los despachos pasarían a ser menos y sólo supervisarían la
documentación obtenida directamente por los programas de ordenador.
Como se puede
intuir, los programadores serán un pilar fundamental en los despachos y no sólo
por lo ya dicho. En un futuro, como ya ocurre ahora, compartir la información y
el expediente con los clientes será una práctica automática y permanente, pero
de forma virtual. Evidentemente, las páginas web de los despachos tendrán que
cumplir con los requisitos de seguridad más avanzados del mercado.
Como ya se acaba de
decir, la página web de los despachos
será un instrumento esencial, sobretodo a medida que avance la
internacionalización de los mercados domésticos en el proceso de globalización.
Respecto al idioma de trabajo imperante no cabe duda que el inglés será básico
(aún más) debido a la internacionalización de los despachos, ya sea por
cuenta propia o a través de redes de despachos independientes. Aunque,
también es cierto que la traducción automática y de documentación pasará a ser
una herramienta sin los errores contextuales actuales.
La contratación de
servicios legales mediante el llamado e-commerce también incrementará.
Para que este tipo de contratación sea posible en el sector legal, habrá que
reinventar la forma de presentación de los despachos. La transparencia respecto a las
actividades de los despachos tendrá que aumentar, de tal modo que los clientes
antes de contratar con un despacho u otro, puedan comparar: cv’s, medios de los
que dispone el despacho, red de despachos, operaciones iguales o semejantes
realizadas, recomendaciones de clientes en la red, precios, etc. Todo ello con
las presentaciones, conferencias y negociaciones virtuales (y excepcionalmente
presenciales).
Respecto a la plantilla de los despachos, no cabe
duda que los abogados tendrán que familiarizarse con las aplicaciones
informáticas y los distintos sistemas de conocimiento y prestigio
profesional. Los directorios de abogados ya existentes evolucionarán cada
vez más, aumentando el papel de las recomendaciones de clientes de forma
directa. Pero además de estos cambios, la plantilla de los despachos tendrá
que ser mucho más versátil, además de los programadores e informáticos ya
comentados, también habrá que incrementar el papel de los economistas y
expertos en cada sector de la clientela. La litigación en materia de propiedad
intelectual (patentes, marcas y derechos de autor) será una área del derecho de
alta especialización con técnicos de cada área científica. En relación con
estos expertos no jurídicos su incremento estará conectado, sin duda, al boom que habrá en el sector de la
nanotecnología y la biotecnología, tanto para los ámbitos médicos y
farmacéuticos como en las tecnologías de la información.
En cuanto a la litigación, habrá un momento en que la gran
interconexión de operadores distantes causada por la globalización, junto con
la mejora en la seguridad e identificación en internet permitirá a las empresas
resolver sus controversias a través de arbitrajes online, que posteriormente y
a medida que el sistema se consolide extrajudicialmente, se irá aplicando al ámbito
judicial.
Los posibles
cambios son interesantes y hay indicios que permiten defensar que son posibles,
pero también lo es que el futuro puede no tener nada que ver con lo dicho.
Lista de posibles
eventos futuros (algunos ya en proceso):
- Uso de programas informáticos para asesorar legalmente de forma "quasiautomática".
- Creación de páginas web que sustituyan las sedes físicas (aunque se mantengan las oficinas como lugar de trabajo habitual).
- Rankings y directorios jurídicos con más información y puntuaciones de clientes.
- E-commerce legal.
- Litigación y arbitraje online.
- Mayor peso de los abogados inhouse.
- Segmentación del mercado entre servicios low cost y premium.
- Incremento en la contratación de no juristas en los despachos.
- Incremento del papel de los departamentos de knowledge (gestión del conocimiento).
- Incremento del peso de los departamentos de IP.
- Mejora en la transparencia de los despachos.