El camino hacia la especialización
Uno de los
problemas de especializarse desde el primer momento es que el ejercicio de la
abogacía debe realizarse con una visión amplía, si bien, también de forma
intensa en las áreas de más interés para cada uno.
Es cierto que la
prestación de servicios jurídicos cada vez requiere mayor especialización. De
hecho, se trata de un requerimiento del mercado tanto en servicios jurídicos
como en el resto de prestaciones profesionales liberales, como la medicina, la
economía, etc. Cuando un estudiante termina la carrera ya tiene grandes
despachos con intención de colocarlo en un sector acotado, a la vez que muchos masters
lo encaminan a la ultraespecialización.
El problema es que
uno debe conocer el entorno y saber adaptarse a los cambios, quien quiere ser
mercantilista y no entiende las implicaciones fiscales de las operaciones
societarias no puede ejercer en garantías. Quien se dedica al derecho concursal
y no entiende como funciona el derecho laboral, o incluso la contabilidad,
nunca destacará en esa materia como podría. Y así hasta muchos más casos. La
cuestión es aprender a razonar jurídicamente, no a memorizar uno de los
códigos.
El ejercicio
profesional debe alejarse de las prisas, para entender de una materia antes hay
que poner los cimientos. Las peticiones interesadas de terceros no deben
condicionar el avance progresivo de los ejercientes. Cada uno debe mirar por su
formación y medir bien los pasos que da.
Comentarios
Publicar un comentario